Hablemos de I+D

Javier Borge-Holthoefer: «Los datos que generamos nos permiten analizar el funcionamiento de la sociedad como un ecosistema»

Entrevista al investigador líder del grupo Complex Systems

¿Cómo ayuda la física a comprender el funcionamiento de las ciudades? Javier Borge-Holthoefer, investigador líder del grupo Complex Systems (CoSIN3) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC, trabaja la ciencia de datos para explicar los fenómenos que influyen en ciertas dinámicas de la sociedad. Licenciado en Filosofía y en Ingeniería Informática, máster en Inteligencia Artificial y doctor en Sistemas Complejos, tras una trayectoria académica heterogénea que lo llevó a ser investigador en el Instituto de Investigación Informática de Qatar, Borge-Holthoefer analiza, gracias a la ciencia urbana, cómo las ciudades funcionan como un organismo vivo.

¿Qué son los sistemas complejos?

Son una disciplina heredada de la física estadística que surgió del análisis de sistemas formados por millones de partículas que interactúan entre sí. Uno de los estudios más influyentes fue el de la termodinámica, en el que se observó que el choque de partículas provoca cambios en la temperatura y en la presión. Los físicos se dieron cuenta de que los formalismos de la física podían utilizarse para estudiar otros sistemas, por ejemplo, para comprender cómo se interrelaciona la sociedad, en la que las partículas serían las personas, que tienen interacciones complejas entre ellas. Entendemos los sistemas complejos como interdisciplinarios, ya que pueden aplicarse a todo tipo de campos, desde la economía hasta la sociología. En concreto, a nosotros como investigadores nos interesan interacciones complejas, como las que determinan el tráfico.

¿Cuál es la metodología de trabajo del grupo de investigación?

En CoSIN3 somos varios ingenieros que trabajamos con datos digitales. Debemos aprovechar el fácil acceso a los datos generados, por ejemplo, en las redes sociales, a través de nuestros dispositivos móviles, o los generados por el funcionamiento de las ciudades. Muchas poblaciones están llenas de sensores que capturan la actividad de las personas, como el número de peatones que caminan por una calle o el número de coches que circulan. Nuestra labor es intentar equilibrar los dos mundos, el teórico y el práctico, para hacer modelos útiles que expliquen fenómenos reales.

¿Cuál es el principal proyecto en el que estáis trabajando?

Nuestro proyecto es sobre ecología humana computacional, que parte de la lógica que emplea la ecología para estudiar los ecosistemas naturales con el fin de aplicarla a la ciudad. El objetivo es intentar adaptar esta serie de conceptos para explicar el comportamiento de los seres humanos dentro de las ciudades. En las sociedades tenemos más de ecosistema natural de lo que nos imaginamos.

Pero tenemos necesidades diferentes a las de los animales...

Las personas, como los animales, nos movemos para consumir una serie de recursos, pero nuestra manera de resolverlo es más compleja. Los animales principalmente buscan recursos orgánicos, mientras que nosotros necesitamos otros tipos de recursos en nuestro día a día. Ir al cine es un recurso de entretenimiento y lo buscamos aunque no lo podamos considerar una necesidad vital. Nos movemos en la ciudad buscando recursos materiales: por ejemplo, haciendo la compra en el supermercado. También buscamos recursos inmateriales, lo cual genera más dinámicas, como las interacciones competitivas. Así, por ejemplo, competimos para acceder a mejores puestos de trabajo.

Competimos, pero también cooperamos…

La ciudad también es un gran ejemplo de sistema cooperativo, dado que vivimos muchas personas en un mismo espacio y, en líneas generales, conseguimos una cierta convivencia pacífica y fructífera.

Sobre la información que generan todas estas interacciones, ¿somos conscientes de todos los datos que se registran sobre nuestra actividad? 

No somos conscientes de todos ellos, porque hay muchos que están permanentemente viajando desde nuestros móviles hasta un servidor y no sabemos qué tipo de información es, quién tiene acceso a ella ni a qué intereses sirve.

¿Qué tipo de datos os interesa recopilar como investigadores?

Todos los datos. Podríamos decir que estamos sedientos de datos. En general, los que más nos interesan son los que representan interacciones directas entre los individuos; por ejemplo, los datos de Twitter. También nos interesan los que establecen relaciones en forma de red entre una persona y un lugar. Nos ayuda en el aspecto de la ecología humana, a fin de entender qué tipo de recursos consumimos en las ciudades.  

¿La manera en que abordáis los datos no afecta la privacidad?

El respeto a la privacidad es lo más importante. No queremos saber quién coge el coche por la mañana y por qué lugares pasa para así poder ofrecerle marketing personalizado. La manera en que estudiamos estos datos podría ser útil para crear un sistema de carreteras que fluya, sin congestiones, y que sea más sostenible desde el punto de vista ecológico y económico.

¿Qué filosofía seguís a la hora de tratar los datos?

La misma filosofía que en la sociología original. El sociólogo no tiene interés en espiarte, sino en comprender fenómenos sociales globales, por qué ocurren y qué condiciones deben darse para que sucedan.

¿Qué libro recomendarías para acercarnos a tu ámbito de investigación?

Recomiendo Linked, de Albert-László Barabási, uno de los pioneros del mundo de la física y precursor de la exportación de conceptos físicos a entornos sociales. Pienso que es accesible y fácil de leer y, además, se trata de una obra que está a medio camino entre lo académico y la divulgación.