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Öznur Karakas, estudiante de doctorado: «No creo que los nuevos movimientos de ocupación sean la materialización de las redes en línea»

Öznur Karakas
25/04/2017
UOC R&I Talk

Desde septiembre de 2014, Öznur Karakas es estudiante del doctorado de la Sociedad de la Información y el Conocimiento. El director de su tesis es Israel Rodríguez Giralt, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Su campo de investigación son los estudios de ciencia y tecnología (ECT), en particular el estudio del papel de la tecnociencia en las formas contemporáneas que adoptan los movimientos sociales y el activismo político. Öznur aporta sus estudios de filosofía en la investigación doctoral para llevar a cabo un análisis alternativo del movimiento de Gezi que tuvo lugar en su país natal, Turquía, en el año 2013.

Öznur, qué pasó en el parque de Gezi de Estambul el verano de 2013 que te hiciera elegir este tema para tu tesis doctoral?

El verano de 2013... Todo empezó cuando un grupo de activistas urbanos instaló un campamento en el parque de Gezi para evitar que el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) aprobara un plan urbanístico para eliminar el parque y construir un centro comercial y unos cuarteles militares, entre otros edificios, en el área de Gezi. En Estambul, la gente ya había expresado un gran desacuerdo con los proyectos de transformación urbanística del gobierno del AKP. Justo antes de Gezi, hubo una gran movilización en contra de la demolición del cine Emek en la calle Istiklal, por ejemplo. Pero en el caso de Gezi, la violenta intervención de la policía agravó la situación y la gente empezó a congregarse en el parque.

De repente, Gezi se convirtió en un polo de atracción para grandes grupos de ciudadanos que estaban en contra del gobierno del AKP que hacía una década que estaba en el poder. Después de días de intensos enfrentamientos con la policía, el parque fue ocupado por los manifestantes, y se quedaron allí unas dos semanas. Los manifestantes que «reclamaban» el parque pronto empezaron a organizarse para satisfacer sus necesidades básicas, como comer, dormir y asearse, y empezó a surgir un nuevo estilo de vida alternativo, podríamos llamarlo «comunalista», entre los ocupantes. Los activistas describen la vida en el parque de Gezi como un espacio en el que, en general, prevalecían los sentimientos de solidaridad y buena voluntad.

Cuando los desalojaron, los activistas empezaron a reunirse en los parques de sus respectivos barrios. En cierto modo, Gezi se descentralizó y las prácticas de debate que se habían vivido en el parque se trasladaron a los parques de todo el país. Durante el verano de 2013 también se hicieron asambleas populares en los parques de todo el territorio. Personalmente, como activista que tuvo la oportunidad de participar en la movilización de Gezi en diferentes ciudades y en distintos niveles del proceso, el verano de 2013 fue un momento inolvidable cargado de sentimientos de alegría, solidaridad, buena voluntad y un espíritu de disidencia positiva e inclusiva.

¿Por qué elegiste cursar el doctorado en la UOC?

Sabía que la UOC era el lugar adecuado para estudiar los movimientos sociales. Cuando pensé en matricularme, me interesaba más estudiar movimientos como el de Gezi a partir del concepto de «red» y de la idea de Negri en torno a la naturaleza cambiante de los movimientos de disidencia y las subjetividades en la era posfordista. Sabía que era el tipo de estudio que podría hacer en la UOC.

Entonces tuve la oportunidad de conocer el trabajo de mi director de tesis, Israel Rodríguez-Giralt, y no tuve ninguna duda de que era el lugar idóneo para llevar a cabo mi proyecto. Además, es evidente que Barcelona es una ciudad efervescente en cuanto a los movimientos urbanos. También quería conocer de primera mano el carácter disidente de la capital catalana.

¿Cuál es el tema principal de tu investigación?

Yo diría: «¿De qué manera y en torno a qué valores, problemas, prácticas y protestas se crean las comunidades de Gezi ?, y también, en un ámbito más teórico,«¿Puede analizarse adecuadamente el movimiento de Gezi a partir del concepto de red?» y «¿Podría analizarse mejor el movimiento de Gezi como ensamblaje?». La primera y principal cuestión se interesa por Gezi como un encuentro y cuestiona laemergencia de una nueva comunidad disidente en el parque de Gezi, y más adelante en las asambleas de los parques y movimientos solidarios vecinales.

¿Qué conceptos filosóficos utilizas en tu investigación y cómo interaccionan con los ECT para contribuir al análisis de movimientos sociales como el de Gezi?

Bueno, hay muchos. En primer lugar, está la problematización del concepto de red. Sabemos que es un concepto muy cargado, que tiene diferentes significados y connotaciones en la teoría de los movimientos sociales, la teoría del actor-red, etc. Sobre todo, lo que yo intento es problematizar este concepto por su capacidad de explicar la naturaleza corporal y corpórea del movimiento de Gezi, así como la emergencia de una nueva comunidad a partir de la unión de personas muy diversas.

El concepto de red parece que puede explicar –a un nivel técnico– los distintos nodos de relación entre términos que ya están en contacto entre sí. En este sentido, es más útil describir grupos de activistas que ya existen, como los movimientos antiglobalización. Este es el primer problema que me planteo en cuanto al concepto de red.

El segundo es que los debates sobre las redes parece que dejan a un lado los aspectos «corporales» de estas movilizaciones. Me refiero a los encuentros (que, por cierto, es un concepto que proviene del «materialismo del encuentro» de Althusser), las transformaciones, los sentimientos, la interdependencia, etc. Mientras estuve en Gezi, entendí que, hasta cierto punto, este era uno de los aspectos más importantes. Más adelante, hablando con otros activistas, me di cuenta de que también se movían sobre todo por la carga afectiva del momento, por cómo se sentían, por la sorpresa que experimentaban cuando veían todo lo que era capaz de hacer su cuerpo.

Los estudios sobre las redes son en general demasiado técnicos e inertes para explicar estos aspectos. Y también está el concepto deensamblaje, que encuentro más adecuado para hablar de esta encarnación. Esto exige una lectura a fondo del concepto desarrollado por Deleuze y Guattari. Pero está relacionado con una forma muy material y semiótica de teorizar cómo están constituidos el mundo o los mundos. Teniendo en cuenta la conceptualización espinozista del cuerpo en Deleuze y Guattari –y su modo de referirse al ensamblaje como un cuerpo en sí mismo y de él mismo–, el concepto de ensamblaje se basa en un enfoque corporal. Subraya la capacidad de los cuerpos para afectarse unos a otros y verse afectados entre sí. Teniendo en cuenta este marco teórico, otros conceptos deleuzianos, como evento  –una nueva manera de relacionarse en la que «las relaciones no se limitan a sus propios términos»– y devenir, son también otras herramientas teóricas que utilizo para analizar el movimiento de Gezi.

Gracias a los ECT, sabemos que la teoría del actor-red comparte buena parte de estas herramientas conceptuales. Creo que la forma en la que la teoría del actor-red conceptualiza la red está un poco más cercana a cómo Deleuze y Guattari entienden elensamblaje, aunque quizás es un concepto demasiado técnico para explicar la naturaleza corporal de los encuentros. Por cierto, los ECT feministas proporcionan herramientas significativas para superar esta cuestión.

También pienso que la crítica de la teoría del actor-red respecto al ámbito «social» de la sociología, con un trasfondo filosófico tardeiano, nos ofrece herramientas importantes con las que podemos prestar más atención a la emergencia en la constitución de mundos y comunidades. Con la teoría del actor-red, el ámbito social queda desprovisto de su carácter abstracto como «sustancia» y se convierte en un problema de constitución, de disposición, y, de hecho, de ensamblaje.

¿Cómo se organizó el movimiento de Gezi? ¿Qué diferencia hay entre la organización sociopolítica de las protestas en las sociedades en red contemporáneas y en las del pasado?

El problema de organización es una cuestión deensamblaje. Al principio, Gezi fue un encuentro; un encuentro que duró lo suficiente para transformarse en una fuerza que se convertiría en un hecho irrevocable en la historia política de nuestro país. Intento abordar el problema de la organización de Gezi analizando los medios materiales y semióticos con los que se unen las nuevas comunidades de Gezi.

En este sentido, determinados valores, como el antisexismo, el antinacionalismo, la democracia deliberativa y las prácticas y protestas performativas, como las asambleas, las comidas de Ramadán comunitarias (Earthmeals), las cadenas humanas, etc., se sitúan en un primer plano. Vemos que los mecanismos políticos deliberativos de la izquierda independiente del país y las prácticas comunalistas introducidas por la izquierda radical hacen acto de presencia en el movimiento de Gezi, aunque la mayoría de los manifestantes no estaban familiarizados con estas tradiciones.

Por lo tanto, ciertas prácticas y valores introducidos por las organizaciones de la izquierda independiente estuvieron presentes a lo largo de la movilización de Gezi. De hecho, se convirtió en la marca de Gezi tal como hoy conocemos el movimiento. En este sentido, yo diría que, en nuestra época, las prácticas deliberativas de la izquierda no institucional, entre las que están el movimiento feminista, el movimiento LGBT y los movimientos urbanos y vecinales, ocupan un lugar central en las movilizaciones recientes, en oposición a los mecanismos parlamentarios o las prácticas representativas de los partidos políticos y los sindicatos tradicionales.

Supongo que toda organización es un problema de ensamblaje, lo que cambia son los componentes que intervienen en ella. En las sociedades actuales, hay diferentes actores tecnológicos que se convierten en parte de este ensamblaje. Las redes sociales tuvieron un papel destacado en Gezi, especialmente como medios alternativos en los que los periodistas activistas podían compartir libremente sus contenidos. Fue un aspecto clave, ya que hay un nivel muy alto de censura, lo que provoca el debilitamiento absoluto de los medios tradicionales en la cobertura de los movimientos de disidencia.

Sin embargo, no creo que los nuevos movimientos de ocupación sean la materialización de las redes en línea, como aseguran Castells o Juris. Esta lectura pone un énfasis inadecuado en el carácter horizontal de las redes en línea, como si la horizontalidad fuera un rasgo esencial de la comunicación en línea. Por otra parte, minimiza la importancia del encuentro material que tiene lugar en el espacio público, su carácter transformador, así como los tipos de prácticas y protestas que contribuyen a prolongar este encuentro.

Aunque las redes sociales se utilizaron mucho en Gezi, no fue con fines de organización. Al principio, utilizamos Twitter para compartir la dirección de los centros de salud improvisados ​​por los activistas, etc. Pero la policía saboteó enseguida los datos que compartíamos por Twitter, dando informaciones falsas con direcciones equivocadas, donde, de hecho, algunos manifestantes fueron detenidos. Durante las asambleas en el parque, era muy importante estar físicamente presente para la toma de decisiones, y las asambleas procuraban no tomar decisiones ni iniciar discusiones políticas en blogs o perfiles de Facebook.

La mediación tecnológica no se dio por sentada en la movilización; en realidad, fue una fuente de lucha tanto en Gezi como en la plaza Taksim. Recuerdo que los activistas presionaron a Turkcell, el proveedor de servicios, para que instalara estaciones base móviles alrededor de Taksim. También luchamos para poder acceder a Wi-Fi gratuito. Teníamos una lista de restaurantes y tiendas que nos dejaban usar su conexión Wi-Fi; ¡el resto estaban en la lista de establecimientos que había que boicotear!. También tuvimos problemas de infraestructura; fue todo un reto conseguir cargar los móviles en Gezi. Los hoteles de los alrededores nos suministraban electricidad y cables de conexión, pero no era suficiente.

Lo que quiero decir es que los relatos de ocupación tienden a presentar la mediación tecnológica como un hecho sin problemas; las revoluciones mediante etiquetas de Twitter o Facebook han sido –y posiblemente aún lo son– un denominador común.

El hecho de que vivimos en una sociedad en red y que, por lo tanto, los movimientos sociales se organizan todos en torno a las redes sociales sigue siendo una creencia generalizada. Sin embargo, a la luz de mis datos y observaciones –incluyendo entrevistas a fondo con activistas– creo que la mediación tecnológica no debería darse nunca por sentada, sino que tendría que entenderse que forma parte de un ensamblaje al que está asociada, con todos los problemas de infraestructura que ello conlleva.

¿La ocupación física de los espacios públicos es tan importante para la acción política como antes de la aparición de las formas digitales de participación?

Esta pregunta está bastante relacionada con la anterior. Sí que lo es. El movimiento de ocupación en general y el de Gezi en particular genera encuentros muy materiales. Como he dicho antes, la participación en línea en Gezi adoptó la forma de reportajes y retransmisiones de los activistas y dependía de acciones presenciales fuera de línea.

¿Cómo crees que los grupos sociales pueden consolidar sus relaciones y asociaciones en una realidad aumentada digitalmente? ¿Cuál será la lógica de nuestra inteligencia colectiva en el futuro?

Una vez más, esto dependerá de los ensamblajes particulares a los que se aplique la realidad aumentada digitalmente. Creo que, como científicos sociales, estudiaremos todos y cada uno de los casos y analizaremos las características que comparten y las que no. Soy muy cautelosa con los relatos hiperbólicos respecto a la mediación tecnológica. Estoy muy influida por la herencia de la epistemología francesa, que incluye filósofos como Canguilhem y Foucault. También podríamos incluir aquí a Deleuze.

En mi opinión, la mediación tecnológica ha caracterizado las interacciones humanas desde el principio de la evolución. Las técnicas y la tecnología han sido siempre actores importantes en la organización de la vida humana. Sin embargo, adoptan formas distintas en cada ensamblaje, y tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de elaborar relatos locales sobre el uso y el impacto de las nuevas tecnologías.

¿A qué te quieres dedicar profesionalmente una vez hayas terminado el doctorado?

Seguro que sigo trabajando como traductora e intérprete. Me gustaría trabajar y enseñar en una universidad y continuar mi carrera académica, preferiblemente en mi país, en mi querida Estambul, aunque, a la vista de la actual situación política en Turquía y de la opresión que sufren los profesores alineados con la oposición, las perspectivas no son demasiado halagüeñas en este sentido.

¿Quieres dar algún consejo a los futuros estudiantes de doctorado? ¿O un deseo especial relacionado con la investigación en general?

Mi consejo para los futuros estudiantes de doctorado es que elijan un tema de investigación que realmente les apasione. Durante mucho tiempo hemos pensado tanto en la ciencia como una disciplina neutral y objetiva –me refiero a la idea dominante de objetividad opuesta a la «situacionalidad» de Haraway– que hemos olvidado la importancia de la pasión. En cambio, debemos situarnos correctamente e intentar ser conscientes, claros y apasionados respecto a nuestras intervenciones.