«La militancia brinda conocimiento subalterno y la posibilidad de detectar sesgos en la academia»

 Marta Roqueta

La investigadora de GenTIC, Marta Roqueta, pretende entender cómo las activistas feministas utilizan las herramientas digitales en su lucha política (foto: Maria Alzamora)

31/08/2021
Jade Rivera Rossi
Marta Roqueta

 

Marta Roqueta-Fernàndez es escritora, periodista e investigadora especializada en género. Recientemente ha obtenido una beca de doctorado de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) para estudiar, en el grupo GenTIC (Género y TIC: Investigando el Género en la Sociedad Red) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3), el activismo feminista catalán en las redes sociales.

En los últimos años, las redes han tenido un papel importante en manifestaciones como Occupy Wall Street, las revoluciones árabes, el movimiento argentino Ni Una Menos, el 15M, las protestas contra la sentencia del caso de La Manada o el independentismo catalán. Marta Roqueta pretende entender cómo las activistas feministas utilizan las herramientas digitales en su lucha política.

¿Cuáles son las principales preguntas en torno a las investigaciones sobre redes sociales, tecnopolíticas y feminismos?

Muchas teóricas y activistas feministas se cuestionan hasta qué punto las redes sociales son útiles o emancipadoras. No hay que perder de vista que Facebook, por ejemplo, fue concebida desde una lógica neoliberal, y que su creador tiene su propia agenda. Algunas preguntas que se hacen las investigaciones sobre redes sociales son hasta qué punto la acción conectiva entre sujetos en la red se traslada a una acción colectiva, cómo el activismo online pasa a ser un activismo comunitario o cómo estas nuevas formas de activismo se mezclan e interactúan con el activismo tradicional.

¿En qué consiste tu investigación sobre activismo y redes sociales?

Analizo cómo los grupos feministas utilizan las redes sociales para conseguir sus objetivos. Mi intención es entender cómo interacciona el feminismo online de Cataluña con los espacios comunitarios e institucionales. Escogí como caso de estudio #OnSónLesDones, un movimiento que nació en la red para monitorear la participación de las mujeres en los espacios de opinión de los medios catalanes (radio, televisión, periódicos y digitales). Este movimiento tuvo una traslación al espacio físico, ya que se creó un grupo que, entre otras actividades, organiza ruedas de prensa para presentar sus informes y se reúne con miembros del Parlamento Europeo y el Parlamento de Cataluña, así como con el Síndic de Greuges.

¿Cuál es el próximo desafío al que se enfrenta tu estudio?

Encontrar otro grupo feminista que haya surgido online y que tenga un enfoque interseccional entre migración, etnia y género. Me interesa comparar cómo grupos de mujeres con características sociodemográficas distintas utilizan las herramientas digitales y las redes sociales. También si existen fricciones entre las formas de hacer activismo online y hacer activismo en el espacio físico.

¿Cómo surgió tu interés por este tema?

Quiero hacer una investigación que esté al servicio de las personas. Para mí, la academia sirve para conectar con lo estructural, con lo político y con el conocimiento, mientras que la militancia brinda conocimiento subalterno y la posibilidad de detectar sesgos en la práctica académica.

¿Se puede combinar la militancia feminista con la investigación académica?

La doble condición de activista y académica supone riesgos a la hora de desarrollar un estudio. Es importante que la documentación y la reflexión sean constantes porque ahí es donde está la clave para sortear los sesgos activistas que puedas tener, así como la tendencia extractiva de la investigación académica, donde los sujetos cuentan su experiencia a investigadores con los que pierden el contacto posteriormente.

¿Podrías describir la metodología que usas en tu investigación doctoral?

Combino la metodología del análisis de redes con el análisis situacional. El primero me permite trazar todas las interacciones de los grupos feministas en el espacio digital —quién está tuiteando, a quién retuitea, cuáles son los relatos en contra—, mientras que con el segundo mapeo las relaciones que estos grupos tienen desde el punto de vista físico. A partir de entrevistas y observación participante, reconstruyo las relaciones externas e internas que tienen los grupos feministas y si los medios digitales han servido para conectarlos con los actores a los que quieren influir.

¿Qué ventajas tienen estas técnicas para la investigación en redes sociales?

En el análisis situacional, tu investigación avanza a partir de lo que te dicen las personas entrevistadas. En la práctica, esto significa que tienes que hablar con ellas constantemente, revisar las entrevistas que has realizado y volver a reunirte con ellas para que te validen la información o profundicen en ciertos temas. Con esta metodología, no vas con un conjunto de preguntas para todas las entrevistas, sino que reconstruyes las preguntas a partir de lo que dicen las anteriores personas entrevistadas.

¿Hay algún colectivo que inspire tu trabajo?

En Manresa hay un movimiento feminista y LGTBI que está presionando para conseguir un aborto seguro, y también para que se brinden los servicios sanitarios para que las personas puedan realizar una adecuada transición de género. Este movimiento utiliza las redes sociales para difundir toda su actividad. Trabajan muy de cerca con el movimiento para una vivienda digna y con mujeres migradas y racializadas. Me gusta investigar sobre grupos así para ver cómo la academia les puede ayudar.

¿Se podría decir que se están entrelazando las reivindicaciones?

Sin duda, uno de los impactos positivos del feminismo catalán es que a escala local aparecen cada vez más grupos que tienen diferentes formas de actuar sobre los problemas que existen en sus territorios y de conectarse con las luchas de otros colectivos. En Cataluña, una parte del activismo online está vinculado a movimientos comunitarios establecidos previamente.

¿Cuáles son los principales desafíos que tiene el movimiento feminista?

Uno de los principales retos es cómo transformar las instituciones para que se vean reflejadas las luchas de las mujeres migrantes o gitanas, o las reivindicaciones laborales que realizan mujeres como Las Kellys, por ejemplo.

Si bien gracias a #OnSónLesDones existe mayor sensibilidad sobre la paridad en los espacios de opinión, aún no se ha conseguido cambiar la estructura para que los temas sean tratados con perspectiva de género. En las redacciones catalanas, la perspectiva de género no es una política transversal: su adopción depende de la voluntad de los equipos de cada sección o programa.

UOC R&I

La investigación e innovación (RI) de la UOC contribuye a solucionar los retos a los que se enfrentan las sociedades globales del siglo xxi, mediante el estudio de la interacción de la tecnología y las ciencias humanas y sociales, con un foco específico en la sociedad red, el aprendizaje en línea y la salud digital. Los más de 500 investigadores y 51 grupos de investigación se articulan en torno a los siete estudios de la UOC y dos centros de investigación: el Internet Interdisciplinary Institute (IN3) y el eHealth Center (EHC).

Los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el conocimiento abierto son ejes estratégicos de la docencia, la investigación y la innovación de la UOC. Más información: research.uoc.edu. #25añosUOC