«Las mujeres están más expuestas al COVID-19 porque ocupan trabajos de primera línea, como los de cuidado de personas»

 Lídia Arroyo

La investigadora analiza el impacto del coronavirus en Cataluña en clave de género con datos del sistema sanitario (foto: Lídia Arroyo)

17/12/2020
Teresa Bau
Lídia Arroyo, investigadora del grupo de Género y TIC del IN3 de la UOC

 

Lídia Arroyo es investigadora del grupo de investigación Género y TIC: Investigando el Género en la Sociedad Red (GenTIC) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC. Su nuevo proyecto de investigación indaga sobre cómo las desigualdades de género en el mercado laboral influyen en la prevalencia del COVID-19 entre las mujeres. El hecho de que las mujeres —principalmente las de bajo nivel socioeconómico— sean mayoritariamente las encargadas de los trabajos de cuidado —que implican contacto físico— puede explicar la influencia del género en la prevalencia de la enfermedad.

El proyecto de Lídia Arroyo ha sido uno de los seleccionados por la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) y podrá tener acceso a los datos del sistema sanitario catalán. De los quince proyectos seleccionados, solo tres —entre ellos el de Arroyo— analizan el COVID-19 desde las ciencias sociales, y este es el único que lo hace con perspectiva de género de forma transversal. 

¿Cuáles son los objetivos de tu proyecto de investigación?

El principal objetivo es aportar conocimiento sobre los efectos de las desigualdades de género en el mercado laboral —en particular, de la segregación ocupacional— en la prevalencia del COVID-19. Se creará un portal de datos abiertos para poder disponer de información de valor que sea pública, accesible e interpretable. 

¿Qué tipo de datos del sistema sanitario analizaréis?

Analizaremos los datos del programa PADRIS (Programa de analítica de datos para la investigación y la innovación en salud) de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) del Departamento de Salud. Se trata de un programa de un elevado valor científico, dado que recoge datos masivos sanitarios generados por el sistema sanitario integral de utilización pública de Cataluña (SISCAT).

Sin tener aún resultados de la investigación, ¿cómo crees que la pandemia ha afectado a las mujeres? ¿En qué aspectos han salido más perjudicadas que los hombres?

Como han mostrado estudios previos en enfermedades infecciosas similares —que también se transmiten por interacción social—, tanto las desigualdades de género estructurales como la normativa de género binaria que regula las prácticas sociales de mujeres y hombres hacen que la exposición a las enfermedades infecciosas sea diferente según el género. Y, tal y como han mostrado los estudios, en el caso del virus que causa el COVID-19, la concentración de mujeres en empleos de primera línea —principalmente los vinculados al cuidado de las personas— hace que su exposición al virus sea más alta.

¿Habrá consecuencias a largo plazo para las mujeres? ¿Cómo ves el 2021 en este aspecto?

La investigación aportará conocimiento sobre las competencias profesionales y la prevención de riesgos laborales con una perspectiva de género. Vemos que en los trabajos vinculados al cuidado hay elementos que tienen que ver con las normativas de género y con competencias como la proximidad (emocional y física), que tiene un impacto en la salud de las mujeres. Estas competencias están relacionadas con la calidad del servicio de cuidado, pero quedan invisibilizadas, tanto simbólicamente como en la remuneración que reciben las personas que las aportan, que son mayoritariamente mujeres.

¿Qué medidas deberían tomarse para evitar que las mujeres salgan más perjudicadas de la crisis que ha desencadenado el COVID-19?

Será importante redefinir la calidad de los servicios de cuidado e identificar las competencias profesionales y sus implicaciones —como la proximidad— que no han sido valoradas por el mercado laboral, pero que son las que generaban la calidad del servicio. Por tanto, será necesario, en primer lugar, identificarlas, valorarlas y remunerarlas. Esto también supone una revisión de la prevención de los riesgos laborales, con la incorporación de una perspectiva de género.

¿Piensas que hay suficientes proyectos de investigación con perspectiva de género?

Todos los proyectos deberían incluir la perspectiva de género para llevar a cabo una investigación no sesgada y con rigor científico. Tener en cuenta la perspectiva de género no es investigar sobre las mujeres, sino que tiene que ver con el hecho de asegurar que los resultados de la investigación no se enfoquen solo a una parte de la población, que la investigación no se reduzca a cuestiones que solo son relevantes desde una perspectiva androcéntrica y deje de lado las problemáticas, las desigualdades y las realidades que viven las personas que no responden al modelo de sujeto masculino, heterosexual, occidental y de clase media o alta de la ciencia positivista. 

En vuestro proyecto también participa Iniciativa Barcelona Open Data. ¿Qué implicaciones tiene esta participación?

La colaboración con Iniciativa Barcelona Open Data implica un paso adelante en la transferencia de conocimiento del proyecto. Esta iniciativa es parte del tejido asociativo de datos abiertos y hace que nos repensemos el proyecto desde la fase de diseño: cómo pueden trabajarse los datos y el conocimiento para hacer posible que sean lo más abiertos y accesibles posible para la ciudadanía. Esta colaboración, junto con las sinergias con el proyecto internacional GenPORT, hará posible la creación de un portal de conocimiento abierto sobre las desigualdades de género en el mercado laboral y su relación con la incidencia del COVID-19. En estos momentos, desde el portal abierto y colaborativo GenPORT, ya se puede acceder y contribuir a la construcción del #COVIDGenderArchive, en el que todo el mundo puede consultar y aportar recursos sobre género y COVID-19.